preguntas sobre la alergia

Preguntas sobre la alergia con la Doctora Ana Entrala

La alergia es una de las patologías más versátiles que existe a causa de la diversidad de alérgenos que lo producen. Durante la primavera y hasta casi entrado el verano, los pólenes toman el protagonismo y miles de personas sufren los síntomas molestos de la rinitis alérgica.

Sin embargo, la alergia alimentaria o cutánea, el pelo de las mascotas o el moho, afectan durante todo el año.

Lo que está claro es que la alergia es una patología que no deja de crecer en prevalencia a nivel mundial, pero con la que seguimos teniendo muchas incógnitas. Para resolverlo, hemos querido charlar con la Doctora especialista en Alergología e investigadora en Hospital Universitario La Paz, Ana Entrala, y contestar algunas de las preguntas más comunes alrededor de la alergia.

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E: ¿Por qué cada vez hay más alergias?

A.E: En los últimos 50 años, se ha visto un aumento en la aparición de enfermedades alérgicas en los países desarrollados, sobre todo en patologías como la dermatitis atópica, la rinitis alérgica y el asma.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llegado a clasificar las enfermedades alérgicas entre las 6 patologías más frecuentes del mundo. Afectan al 20-25 % de la población mundial, fundamentalmente en los países desarrollados. En nuestro medio, se calcula que una de cada 4 personas puede padecer algún tipo de trastorno alérgico a lo largo de su vida.

Este aumento en la frecuencia se debe a cambios en el estilo de vida, como puede ser el mayor uso de antibióticos, la comida procesada, el calentamiento global y la contaminación, el tabaquismo…

Y no sólo ha aumentado la frecuencia, sino que, además, ha aumentado la complejidad del paciente alérgico al coexistir en una misma persona distintos tipos de enfermedades alérgicas.

E: Entonces podemos afirmar que aumenta en frecuencia y complejidad pero, ¿también se comienza antes con la aparición de los síntomas que hace unos años?

A.E: Es difícil asegurar si el inicio es más temprano, pero sí parece que se acude antes a la consulta del alergólogo.

En los primeros años de vida son más comunes los cuadros clínicos de alergia a los alimentos, para posteriormente dar paso a los cuadros de alergia respiratoria, durante la adolescencia y la edad adulta.

La dermatitis atópica es una patología muy frecuente en la infancia y muchas veces condiciona a la aparición de otras patologías como la alergia alimentaria o el asma y la rinitis alérgica. Estas dos últimas van aumentando su frecuencia a medida que el paciente crece, llegando a ser una de las primeras causas de consulta con un alergólogo.

E: Nos has comentado que los altos niveles de contaminación, la subida de temperaturas… tienen consecuencias o afectan al aumento de esta patología, pero ¿solo a las respiratorias o a cualquier tipo de alergia?

A.E: Las causas que han provocado el aumento tan llamativo en la frecuencia de las enfermedades alérgicas en la población no se conocen bien, lo que sí se sabe es que existe una complicada interacción entre la genética de cada individuo y las condiciones del estilo de vida y del medio ambiente.

Los factores ambientales que se consideran más importantes son la exposición al humo del tabaco —activa o pasiva—, en especial en las etapas más tempranas de la vida; los agentes contaminantes atmosféricos (ozono, partículas diésel, SO2, NO2), la exposición a los alérgenos y la exposición a agentes microbianos.

Con respecto a esto último, en 1989, Strachan formuló la hipótesis de la higiene. Esta hipótesis intenta explicar a qué se debe el aumento en la incidencia de las enfermedades alérgicas. Según Strachan la disminución en el número de infecciones o el contacto con menos variedad de microorganismos debido a las políticas de prevención, al aumento de ambientes limpios y desinfectados y al tratamiento antibiótico, podría ser la causa del incremento en la aparición de enfermedades alérgicas.

Es decir, el contacto con determinados microorganismos estimula el sistema inmunitario en sentido contrario al que se produce durante una respuesta alérgica. Lo que significa que, la ausencia o disminución de las infecciones supone un desequilibrio en la inmunidad hacia el desarrollo de respuestas alérgicas.

E: Resfriado, COVID… tienen síntomas similares a la alergia, ¿cómo podemos diferenciarlo?

A.E: Durante la pasada pandemia por COVID-19 surgieron muchas dudas entre la población general, sobre todo durante las épocas de mayor polinización (de enero a junio), ya que los síntomas de alergia podían ser confundidos con los síntomas producidos por este virus.

Para poder diferenciarlos hay que tener en cuenta que la infección por COVID-19 suele cursar con fiebre, malestar general, dolor de cabeza, congestión nasal e incluso pérdida del olfato. Además, suele ir acompañada de tos, con mucosidad espesa y verdecina.

Mientras que la alergia respiratoria no produce fiebre ni malestar general, la tos suele ser seca y aunque también hay congestión nasal, suele acompañarse de intenso picor de nariz y paladar y la mucosidad es clara y liquida (como un grifo abierto). Además, en muchos casos se presenta también picor y enrojecimiento de los ojos.

Estos síntomas empeoran al estar fuera de casa y mejoran al volver. Además, el cuadro alérgico tiene una duración mayor, pudiendo llegar a durar varios meses seguidos.

E: ¿Existen riesgos asociados a los síntomas que produce la alergia?

A.E: Aunque los procesos alérgicos suelen ser leves o moderados, hay situaciones que pueden suponer una amenaza para la vida. Se estima que 250.000 personas, en todo el mundo, mueren de asma cada año, o al menos, acortan su vida por la enfermedad.

Las reacciones anafilácticas constituyen el otro gran grupo de enfermedades alérgicas que pueden poner en riesgo la vida del paciente. Dentro de las anafilaxias, existen distintos grados de severidad siendo el shock anafiláctico el más grave. Este último se presentan entre 3 y 10 casos nuevos al año por cada 100.000 habitantes, con una mortalidad que llega hasta el 6,5 %, muy superior a la de las reacciones anafilácticas en general.

Estas reacciones se deben en mayor medida a la alergia al veneno de himenópteros como avispas o abejas, alergia a alimentos como la leche, el huevo o el marisco y la alergia a medicamentos.

E: Volviendo a la rinitis alérgica o alergia primaveral… ¿qué productos pueden ayudarnos en esta época, además de los medicamentos recetados por el médico especialista?

A.E: Cuando comienza a florecer los síntomas debidos a la alergia estacional, es importante acudir a un alergólogo para ser valorado y recibir recomendaciones terapéuticas ajustadas a cada caso. El antihistamínico diario es el primer escalón terapéutico y muchas veces es suficiente.

Si persisten los síntomas se puede recurrir al spray nasal con corticoides tópicos y el colirio con antihistamínico. Si surge tos o dificultad para respirar es importante acudir rápido al especialista, ya que el asma puede llegar a ser muy invalidante. En este caso, el tratamiento consiste en terapia inhalada con corticoides y broncodilatadores.

Existe también la posibilidad de recurrir al uso de probióticos (con cepas específicas para este fin). Para ello, siempre es mejor dejarse aconsejar por un profesional, que sepa elegir las cepas adecuadas según la evidencia científica publicada.

E: ¿Cuándo debemos comenzar a tomar precauciones si sufrimos alergia primaveral?

A.E: El tratamiento para la alergia respiratoria es sintomático. Sin embargo, los pacientes con asma pueden comenzar antes de presentar síntomas con la terapia inhalada para prevenir complicaciones, siempre guiado por su alergólogo.

De la misma manera, el uso de probióticos puede comenzarse unas semanas antes de que empiece la temporada alérgica, eso dependerá del perfil de sensibilización de cada individuo.

E: Por último, ¿qué tres hábitos recomiendas a cualquier persona que sufra algún tipo de alergia respiratoria?

A.E: 1.Hacer uso de la medicación siempre que se necesite, sin infravalorar los síntomas.

2. Acudir a un especialista para ser valorado y recibir recomendaciones personalizadas sobre el posible tratamiento.

3. Hacer lavados nasales antes de utilizar el spray, para lavar la nariz y favorecer que la medicación llegue bien a la mucosa nasal y no se quede en el moco.

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